La Industria Alimentaria en México a día de hoy representa alrededor del 4% del PIB nacional y alrededor del 20% del PIB manufacturero. Esto posiciona el sector como uno de los más dinámicos y relevantes dentro de la economía mexicana. Además, México es un importante exportador de productos alimentarios. La industria exporta una amplia variedad de productos como frutas, verduras, carne y alimentos procesados.
La industria incluye desde la producción primaria de alimentos y bebidas hasta el procesamiento, distribución y comercialización, generando una amplia gama de productos que van desde insumos básicos hasta alimentos ultra procesados. En particular, productos como el aguacate, el jitomate y las berries han ganado relevancia internacional, convirtiendo a México en uno de los principales proveedores de estos productos a nivel global.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha sido un impulsor clave para el crecimiento de las exportaciones agroalimentarias, consolidando al país como un socio estratégico en el comercio internacional de alimentos. El crecimiento sostenido de las exportaciones también ha favorecido el ingreso de divisas y ha fortalecido a diversos sectores productivos. Sin embargo, a pesar de su éxito en mercados internacionales, la industria alimentaria enfrenta retos como la competencia global, la necesidad de diversificar mercados y la incorporación de nuevas tecnologías para mejorar su competitividad.
A pesar de la importancia económica de la industria alimentaria, uno de los mayores retos sociales es garantizar la seguridad alimentaria y mejorar los hábitos nutricionales de la población. La industria alimentaria ha sido criticada por promover el consumo de productos ultra procesados y altos en azúcar, sal y grasas, contribuyendo a la crisis de salud pública relacionada con enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.
Las regulaciones impuestas por el gobierno, como el etiquetado frontal de advertencia, buscan mitigar este impacto promoviendo elecciones alimentarias más saludables. Además, se han implementado iniciativas que fomentan el consumo de alimentos frescos y locales, lo que no solo mejora la nutrición, sino que también apoya a los productores mexicanos.
Este impacto sea verdaderamente positivo y sostenible, el sector debe abordar los retos relacionados con la nutrición, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad, mientras sigue aprovechando sus fortalezas en la generación de empleos y el comercio internacional. Solo a través de un enfoque equilibrado que integre estas dimensiones, la industria podrá continuar siendo una fuerza transformadora para el país.
Source: Extraido de Food Tech Summit